Las Externalidades:
Se entiende por externalidades, también denominados economías externas, efectos externos y utilidades (o desutilidades) externas, o también como efecto vecindad (neighborhood effect) o efecto derrama (spillover effect), a los efectos económicos colaterales a las relaciones de las personas en un mercado[1], es decir que están fuera de este. “En economía y otras ciencias sociales, una externalidad es, parsimoniosamente hablando, "una interdependencia no compensada."[2] También se la puede calificar como un beneficio o un costo que no refleja su precio real en el mercado o que escapa de la transacción propia del mercado en sí. Las externalidades son los efectos provocados en el bienestar de los demás agentes causados por las actividades de un agente.
“Las externalidades surgen en los casos donde no existe un mercado para el intercambio de bienes o servicios: si existieran derechos de propiedad definidos sobre el río del ejemplo anterior, la empresa contaminante se vería en la obligación de pagar a su dueño una cantidad determinada por el uso de sus aguas como vertedero. Pero, dado que no existen derechos de propiedad sobre una gran cantidad de bienes y no se genera un mercado alrededor de ellos se producen entonces efectos externos al mercado que no son compensados por intercambios mercantiles. En este sentido el tratamiento económico de la externalidad se aproxima, por lo tanto, al de los bienes públicos.”[3]
Siendo las externalidades efectos secundarios no contemplados por los compradores y vendedores, estas pueden ser positivas (beneficio para un tercero) o negativas (perjuicio para un tercero).
a. Externalidades negativas: se produce cuando las acciones de un agente reducen el bienestar de otros agentes de la economía, y en las que no existe transacción económica en ellos, es decir de terceros. La externalidad negativa recibe el nombre de deseconomía externa.
Un ejemplo lo tenemos cuando se instala una discoteca, el funcionamiento de esta no sólo afecta al propietario y sus usuarios, sino que el ruido, la aglomeración vehicular, los escándalos callejeros, etc. , también afectan, y de forma negativa al vecindario.
En la enciclopedia virtual Wikipedia encontramos otro buen ejemplo: “…existe un criadero de truchas en un lugar determinado. Para que las truchas crezcan y se desarrollen correctamente, deben mantenerse en aguas limpias libres de contaminación. Sin embargo, en un lugar cercano, existe un cultivo de flores que utiliza sustancias químicas para controlar las plagas de las flores. Por el viento y las condiciones climáticas, estos compuestos químicos contaminan las fuentes de agua cercanas, por lo tanto, el criador de truchas se ve seriamente afectado por las acciones del cultivo de flores cercano; es decir, está sufriendo un efecto negativo externo a él.”[4]
b. Externalidades positivas: se produce cuando las acciones de un agente aumentan el bienestar de otros agentes de la economía, en la que no existe transacción económica en ellos, es decir de terceros. Cuando la externalidad es beneficiosa (externalidad positiva) se le denomina también economía externa
Un ejemplo de externalidad positiva sería cuando los propietarios de los autos utilizan gas vehicular para sus motores, es algo que no solamente involucra a compradores y vendedores sino también ala sociedad ya que estos son menos contaminantes.
Recurrimos a la enciclopedia virtual Wikipedia para citar otro buen ejemplo “…existe un cultivo de árboles frutales en un lugar determinado. Vecino a éste se encuentra una empresa que extrae miel de abejas. Las abejas, para producir miel, necesitan del néctar de las flores; a su vez, para que los árboles den frutas, es necesario que exista una polinización, la cual se facilita por el movimiento de insectos de flor en flor. Por lo tanto, sin haber pagado por ello, el dueño de los árboles está beneficiándose de una externalidad positiva por el hecho de que el vecino produzca miel de abejas y tenga abejas cercanas a su cultivo. De la misma forma, el vecino está recibiendo una externalidad positiva, producida por el cultivo de árboles, por el hecho de tener cerca las flores de estos.”[5]
Ahora bien, cuándo se manifiestan las externalidades, básicamente en tres momentos: en el consumo, la producción y en el consumo-producción.
Las externalidades al escapar del juego de la oferta y la demanda, y ser independientes a estas reglas presentan un problema, esto fue estudiado por el economista A. C. Pigou[6] (1920). Cuando el beneficio neto social es superior al beneficio neto privado existirá —en terminología de Pigou— externalidad positiva; en este caso la empresa se sentirá tentada a producir menos de lo deseable socialmente, porque está aportando a la sociedad más de lo que recibe a través del mercado vía precios. Caso contrario cuando el beneficio neto social es inferior al beneficio neto privado existirá una externalidad negativa y la empresa tenderá a producir más de lo que hubiera producido en ausencia de externalidades, ya que una parte del coste de sus producciones es soportado por terceras personas y no por los consumidores directos.
La política recomendada por Pigou es la de otorgar a las empresas un subsidio en el primer caso, con el objeto de estimularle a producir más, y de gravarle con un impuesto en el segundo caso, para que se produzca el efecto contrario. Los defectos o fallos técnicos del mercado debido a la presencia de externalidades han merecido también la atención de R. H. Coase[7] (1960). Este autor sostiene que si los derechos de propiedad estuvieran bien definidos, los costes de transacción fueran nulos y no existieran efectos riqueza, el mero funcionamiento del mercado conduciría a una asignación óptima de los recursos económicos sin necesidad de que el Estado tuviera que intervenir. El tratamiento dado por la economía del bienestar al problema de las externalidades es, según dicho autor, erróneo.
Es muy importante recalcar en ese aspecto, que la existencia de externalidades puede hacer que el modelo de competencia perfecta no optimice el bienestar social al no tener en cuenta estos efectos. A veces el propio sector privado puede resolver por si mismo un problema de externalidades.
Por ejemplo, un museo privado permite el adecuado flujo de turistas en la zona el cual beneficia a los negocios colindantes (tiendas, bazares, restaurantes, etc.) es posible que el propietario de dicho edificio y los comerciantes de la zona lleguen a un acuerdo para compartir los costes de conservación del mismo.
“No obstante, el acuerdo privado no siempre es posible, especialmente cuando son muchas las partes implicadas dada la dificultad de negociar y poner de acuerdo tantos intereses. Cuando la iniciativa privada falla para resolver las externalidades puede estar justificada la intervención del Estado.
El Estado tratará de corregir esta deficiencia y así intentar maximizar el beneficio total de la sociedad. Así, puede intervenir:
a) Regulando las actividades (prohibiendo o promoviendo determinas actuaciones, según generen externalidades negativas o positivas).
Por ejemplo, puede obligar al cierre de bares y discotecas a partir de cierta hora de la noche, puede prohibir el ejercicio de actividades contaminantes o peligrosas cerca de núcleos urbanos, etc.
b) Estableciendo correctores (subvenciones o penalizaciones), de modo que el impacto económico de las externalidades afecte directamente a la parte que la origina y por lo tanto la tenga en cuenta a la hora de tomar sus decisiones.
Con el establecimiento de correctores el Estado busca que el sector privado internalice las externalidades que genera. Se trata de que el impacto económico que producen las externalidades se materialice como un mayor coste (externalidades negativas) o mayores ingresos (externalidades positivas) para aquel que las origina. Estos correctores pueden ser muy diversos en función de la externalidad que traten de internalizar.
a) Por ejemplo, si una empresa contamina es justo que pague un canon por esa contaminación, importe que el Estado puede dedicar a paliar los efectos nocivos de la misma. Este canon se convierte en un coste más que tiene que asumir esta empresa. Por tanto, la curva de oferta (que representa los costes de producción) se desplazará hacia arriba.
b) Si una empresa prepara a sus empleados invirtiendo en formación, esto genera una externalidad positiva: esta formación beneficia al trabajador y a la empresa mientras el trabajador permanezca en la misma, pero cuando cambie de trabajo esta mayor formación beneficia a la sociedad en su conjunto al disponer de una mano de obra más cualificada.
El gobierno podría favorecer esta externalidad positiva subvencionando parte de los costes de formación de las empresas. Esta subvención reduciría el coste de producción de esta empresa desplazando su curva de oferta hacia abajo.
El punto de equilibrio se desplazará hacia la derecha, lo que implica un aumento del volumen de transacciones.
Hemos visto dos ejemplos de externalidades por el lado de la oferta, una negativa y otra positiva, pero también pueden surgir externalidades por el lado de la demanda que pueden justificar también la intervención del Estado para tratar de corregirlas.
a) El consumo de tabaco genera importantes problemas de salud que conllevan un elevado coste de atención para la sanidad pública.
El fumador, a la hora de tomar sus decisiones de compra, no tiene en cuenta este coste que tendrá que ser asumido por toda la sociedad.
Por ello, el Estado puede intervenir fijando un impuesto sobre la cajetilla. La curva de demanda se desplazará hacia abajo (el comprador demandará la misma cantidad que antes siempre que su precio fuese inferior ya que a dicho precio tendrá que sumarle el importe del impuesto).
El nuevo punto de equilibrio estará situado a la izquierda del anterior lo que implica una disminución del volumen de transacciones. Por otra parte, el Estado recibirá unos ingresos que podrá destinar a cubrir el coste sanitario derivado del tabaco.
b) Un ejemplo de externalidad positiva puede ser la instalación de paneles solares en las viviendas particulares. Esto generará una menor contaminación que beneficiará a toda la sociedad.
El propietario de la vivienda no tiene en cuenta esta externalidad positiva a la hora de tomar sus decisiones. Esto puede justificar la intervención del Estado apoyando esta iniciativa con subvenciones.”[8]
Se entiende por externalidades, también denominados economías externas, efectos externos y utilidades (o desutilidades) externas, o también como efecto vecindad (neighborhood effect) o efecto derrama (spillover effect), a los efectos económicos colaterales a las relaciones de las personas en un mercado[1], es decir que están fuera de este. “En economía y otras ciencias sociales, una externalidad es, parsimoniosamente hablando, "una interdependencia no compensada."[2] También se la puede calificar como un beneficio o un costo que no refleja su precio real en el mercado o que escapa de la transacción propia del mercado en sí. Las externalidades son los efectos provocados en el bienestar de los demás agentes causados por las actividades de un agente.
“Las externalidades surgen en los casos donde no existe un mercado para el intercambio de bienes o servicios: si existieran derechos de propiedad definidos sobre el río del ejemplo anterior, la empresa contaminante se vería en la obligación de pagar a su dueño una cantidad determinada por el uso de sus aguas como vertedero. Pero, dado que no existen derechos de propiedad sobre una gran cantidad de bienes y no se genera un mercado alrededor de ellos se producen entonces efectos externos al mercado que no son compensados por intercambios mercantiles. En este sentido el tratamiento económico de la externalidad se aproxima, por lo tanto, al de los bienes públicos.”[3]
Siendo las externalidades efectos secundarios no contemplados por los compradores y vendedores, estas pueden ser positivas (beneficio para un tercero) o negativas (perjuicio para un tercero).
a. Externalidades negativas: se produce cuando las acciones de un agente reducen el bienestar de otros agentes de la economía, y en las que no existe transacción económica en ellos, es decir de terceros. La externalidad negativa recibe el nombre de deseconomía externa.
Un ejemplo lo tenemos cuando se instala una discoteca, el funcionamiento de esta no sólo afecta al propietario y sus usuarios, sino que el ruido, la aglomeración vehicular, los escándalos callejeros, etc. , también afectan, y de forma negativa al vecindario.
En la enciclopedia virtual Wikipedia encontramos otro buen ejemplo: “…existe un criadero de truchas en un lugar determinado. Para que las truchas crezcan y se desarrollen correctamente, deben mantenerse en aguas limpias libres de contaminación. Sin embargo, en un lugar cercano, existe un cultivo de flores que utiliza sustancias químicas para controlar las plagas de las flores. Por el viento y las condiciones climáticas, estos compuestos químicos contaminan las fuentes de agua cercanas, por lo tanto, el criador de truchas se ve seriamente afectado por las acciones del cultivo de flores cercano; es decir, está sufriendo un efecto negativo externo a él.”[4]
b. Externalidades positivas: se produce cuando las acciones de un agente aumentan el bienestar de otros agentes de la economía, en la que no existe transacción económica en ellos, es decir de terceros. Cuando la externalidad es beneficiosa (externalidad positiva) se le denomina también economía externa
Un ejemplo de externalidad positiva sería cuando los propietarios de los autos utilizan gas vehicular para sus motores, es algo que no solamente involucra a compradores y vendedores sino también ala sociedad ya que estos son menos contaminantes.
Recurrimos a la enciclopedia virtual Wikipedia para citar otro buen ejemplo “…existe un cultivo de árboles frutales en un lugar determinado. Vecino a éste se encuentra una empresa que extrae miel de abejas. Las abejas, para producir miel, necesitan del néctar de las flores; a su vez, para que los árboles den frutas, es necesario que exista una polinización, la cual se facilita por el movimiento de insectos de flor en flor. Por lo tanto, sin haber pagado por ello, el dueño de los árboles está beneficiándose de una externalidad positiva por el hecho de que el vecino produzca miel de abejas y tenga abejas cercanas a su cultivo. De la misma forma, el vecino está recibiendo una externalidad positiva, producida por el cultivo de árboles, por el hecho de tener cerca las flores de estos.”[5]
Ahora bien, cuándo se manifiestan las externalidades, básicamente en tres momentos: en el consumo, la producción y en el consumo-producción.
Las externalidades al escapar del juego de la oferta y la demanda, y ser independientes a estas reglas presentan un problema, esto fue estudiado por el economista A. C. Pigou[6] (1920). Cuando el beneficio neto social es superior al beneficio neto privado existirá —en terminología de Pigou— externalidad positiva; en este caso la empresa se sentirá tentada a producir menos de lo deseable socialmente, porque está aportando a la sociedad más de lo que recibe a través del mercado vía precios. Caso contrario cuando el beneficio neto social es inferior al beneficio neto privado existirá una externalidad negativa y la empresa tenderá a producir más de lo que hubiera producido en ausencia de externalidades, ya que una parte del coste de sus producciones es soportado por terceras personas y no por los consumidores directos.
La política recomendada por Pigou es la de otorgar a las empresas un subsidio en el primer caso, con el objeto de estimularle a producir más, y de gravarle con un impuesto en el segundo caso, para que se produzca el efecto contrario. Los defectos o fallos técnicos del mercado debido a la presencia de externalidades han merecido también la atención de R. H. Coase[7] (1960). Este autor sostiene que si los derechos de propiedad estuvieran bien definidos, los costes de transacción fueran nulos y no existieran efectos riqueza, el mero funcionamiento del mercado conduciría a una asignación óptima de los recursos económicos sin necesidad de que el Estado tuviera que intervenir. El tratamiento dado por la economía del bienestar al problema de las externalidades es, según dicho autor, erróneo.
Es muy importante recalcar en ese aspecto, que la existencia de externalidades puede hacer que el modelo de competencia perfecta no optimice el bienestar social al no tener en cuenta estos efectos. A veces el propio sector privado puede resolver por si mismo un problema de externalidades.
Por ejemplo, un museo privado permite el adecuado flujo de turistas en la zona el cual beneficia a los negocios colindantes (tiendas, bazares, restaurantes, etc.) es posible que el propietario de dicho edificio y los comerciantes de la zona lleguen a un acuerdo para compartir los costes de conservación del mismo.
“No obstante, el acuerdo privado no siempre es posible, especialmente cuando son muchas las partes implicadas dada la dificultad de negociar y poner de acuerdo tantos intereses. Cuando la iniciativa privada falla para resolver las externalidades puede estar justificada la intervención del Estado.
El Estado tratará de corregir esta deficiencia y así intentar maximizar el beneficio total de la sociedad. Así, puede intervenir:
a) Regulando las actividades (prohibiendo o promoviendo determinas actuaciones, según generen externalidades negativas o positivas).
Por ejemplo, puede obligar al cierre de bares y discotecas a partir de cierta hora de la noche, puede prohibir el ejercicio de actividades contaminantes o peligrosas cerca de núcleos urbanos, etc.
b) Estableciendo correctores (subvenciones o penalizaciones), de modo que el impacto económico de las externalidades afecte directamente a la parte que la origina y por lo tanto la tenga en cuenta a la hora de tomar sus decisiones.
Con el establecimiento de correctores el Estado busca que el sector privado internalice las externalidades que genera. Se trata de que el impacto económico que producen las externalidades se materialice como un mayor coste (externalidades negativas) o mayores ingresos (externalidades positivas) para aquel que las origina. Estos correctores pueden ser muy diversos en función de la externalidad que traten de internalizar.
a) Por ejemplo, si una empresa contamina es justo que pague un canon por esa contaminación, importe que el Estado puede dedicar a paliar los efectos nocivos de la misma. Este canon se convierte en un coste más que tiene que asumir esta empresa. Por tanto, la curva de oferta (que representa los costes de producción) se desplazará hacia arriba.
b) Si una empresa prepara a sus empleados invirtiendo en formación, esto genera una externalidad positiva: esta formación beneficia al trabajador y a la empresa mientras el trabajador permanezca en la misma, pero cuando cambie de trabajo esta mayor formación beneficia a la sociedad en su conjunto al disponer de una mano de obra más cualificada.
El gobierno podría favorecer esta externalidad positiva subvencionando parte de los costes de formación de las empresas. Esta subvención reduciría el coste de producción de esta empresa desplazando su curva de oferta hacia abajo.
El punto de equilibrio se desplazará hacia la derecha, lo que implica un aumento del volumen de transacciones.
Hemos visto dos ejemplos de externalidades por el lado de la oferta, una negativa y otra positiva, pero también pueden surgir externalidades por el lado de la demanda que pueden justificar también la intervención del Estado para tratar de corregirlas.
a) El consumo de tabaco genera importantes problemas de salud que conllevan un elevado coste de atención para la sanidad pública.
El fumador, a la hora de tomar sus decisiones de compra, no tiene en cuenta este coste que tendrá que ser asumido por toda la sociedad.
Por ello, el Estado puede intervenir fijando un impuesto sobre la cajetilla. La curva de demanda se desplazará hacia abajo (el comprador demandará la misma cantidad que antes siempre que su precio fuese inferior ya que a dicho precio tendrá que sumarle el importe del impuesto).
El nuevo punto de equilibrio estará situado a la izquierda del anterior lo que implica una disminución del volumen de transacciones. Por otra parte, el Estado recibirá unos ingresos que podrá destinar a cubrir el coste sanitario derivado del tabaco.
b) Un ejemplo de externalidad positiva puede ser la instalación de paneles solares en las viviendas particulares. Esto generará una menor contaminación que beneficiará a toda la sociedad.
El propietario de la vivienda no tiene en cuenta esta externalidad positiva a la hora de tomar sus decisiones. Esto puede justificar la intervención del Estado apoyando esta iniciativa con subvenciones.”[8]
El Bien Público
El Bien Público “esta expresión se utiliza para indicar aquellos intereses que, por vitales para la colectividad o pueblo deben ser respetados por todos. El aforismo latino: Salus populi suprema lex est (la salvación del pueblo es la suprema ley), proclama que el bien público ha de servirse, por el individuo o ciudadano, como la primera entre las leyes, por conveniencia, e incluso por necesidad general” [9]
En el plano económico se denomina así a los bienes o servicios que no pueden ser disfrutados por un individuo sin que otros también tengan acceso a ellos. Al establecerse una fuerza policial o un servicio de alumbrado público, por ejemplo, no es posible suministrar el bien a quienes paguen por él y excluir de su disfrute a quienes así no lo hagan. El consumo que una persona haga de tales bienes no disminuye el consumo de las restantes personas, a diferencia de lo que ocurre con los otros bienes, que por ello son llamados bienes privados.
“Cuando estas características se dan de un modo completo se habla de bienes públicos puros: en este caso no es posible excluir a nadie del consumo del bien y el consumo de una persona no disminuye el de las restantes. Cuando, como frecuentemente ocurre, esto sucede sólo de un modo parcial, se habla entonces de bienes mixtos. Por ejemplo, la vacunación contra una enfermedad puede considerarse un bien mixto, pues ella incluye una utilidad privada -la propia protección- pero también una utilidad pública, la protección que se ofrece a los demás contra el contagio. En este caso se habla de la externalidad del bien, de la utilidad que éste confiere a quienes sin embargo no han pagado para obtenerlo.
La provisión de bienes públicos no puede realizarse eficientemente a través del mercado puesto que el oferente de los mismos no puede garantizar que sólo quienes paguen tengan derecho a obtener el bien; en tales circunstancias muchas personas no tendrían incentivo alguno para pagar por algo que, de todas maneras, estarán en condiciones de disfrutar, y por lo tanto quien produzca el bien no tendrá los incentivos para hacerlo. El fenómeno de quienes pueden aprovecharse de la utilidad de un bien público sin haber pagado por ello es conocido como el caso del free rider (el que viaja sin pagar): cuando un bien público es provisto, éste tiene un precio que refleja el número de quienes han pagado por el mismo; pero, una vez provisto, y ya cubiertos todos los costos, cualquier persona que se incorpore al disfrute de ese bien podrá hacerlo gratuitamente sin alterar las transacciones ya realizadas. Por ello los bienes públicos se proveen generalmente a través de la acción de organismos públicos: gobiernos nacionales, regionales o municipales y asociaciones de diverso tipo.
En la categoría de bien público a veces se distingue el bien común. Un bien común o recurso de propiedad común es un tipo particular de bien económico natural o fabricado por el hombre, cuyo tamaño, extensión o características hace muy costoso, sino imposible, excluir de su disfrute o uso a potenciales beneficiarios. A diferencia de los bienes públicos puros los bienes comunes están sujetos a problemas de congestión o saturación por riesgo moral.
El problema que entrañarían los bienes públicos es que el mercado no valora adecuadamente estos productos y proporciona un suministro distinto del que sería eficiente, por lo en muchas ocasiones que hay emplear procedimientos de suministro del bien que salve estas dificultades.
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No rivalidad
La rivalidad en el consumo de un producto implica que el consumo por parte de un individuo reduce la cantidad disponible para otros. Así, si un individuo se come un pastel, no queda pastel para ningún otro, ya que ya se lo comió.
Principio de exclusión
El principio de exclusión tiene que ver con la imposibilidad de excluir del consumo de un producto a determinadas personas. Las razones de la imposibilidad pueden ser físicas o económicas. La baja capacidad de exclusión implica que o es imposible o muy caro prohibir el consumo de un bien a otros individuos.
Ejemplo
Un ejemplo típico de bien público es la defensa nacional, ya que todos los ciudadanos están protegidos y el hecho que un individuo de un país esté protegido no reduce la protección para otro ciudadano. Se diferencian de los bienes libres, como el aire limpio, en que estos últimos no son bienes económicos. Otros ejemplos son los fuegos artificiales que brinda el gobierno en fechas patrias, la luz de un faro que indica la distancia a la orilla del mar, plazas públicas, monumentos públicos, etc.
Bienes mixtos
Obviamente, estas definiciones teóricas a veces son difíciles de aplicar al mundo real, puesto que estrictamente no hay ningún bien que no pueda ser derivado a cualquier nivel de consumo mercantil. Sin embargo, los economistas piensan que algunos bienes del mundo real se aproximan mucho a estas definiciones, lo suficiente para que estas tengan sentido.”[10]
[1] La palabra “mercado” se puede definir como el área donde los compradores y vendedores de un producto mantienen estrechas relaciones comerciales llevando acabo un conjunto de transacciones con reglas de funcionamiento propias
[2] (2009) Externalidad. Wikipedia, la enciclopedia libre [Enciclopedia Virtual]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Externalidad.
[3] (2009) Diccionario de Economía y finanzas. Eumed.net [Enciclopedia Virtual]. Disponible en http://www.eumed.net/cursecon/dic/E.htm#externalidades.
[4] (2009) Externalidad. Wikipedia, la enciclopedia libre [Enciclopedia Virtual]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Externalidad.
[5] (2009) Externalidad. Wikipedia, la enciclopedia libre [Enciclopedia Virtual]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Externalidad
[6] Arthur Cecil Pigou (18 de noviembre de 1877 – 7 de marzo de 1959) fue un economista inglés, conocido por sus trabajos en numerosos campos, y particularmente en la economía del bienestar. Pigou fue pionero de la economía del bienestar. Los impuestos pigouvianos, impuestos usados para corregir las externalidades, reciben ese nombre en su honor. Su obra sirve de base, algunos años más tarde para el pensamiento (mal llamado teorema) de Coase. Pigou fue profesor de Economía política en la Universidad de Cambridge, desde 1908 a 1943. En 1920 publicó el influyente libro "The Economics of Welfare" (La economía del Bienestar).
[7]Economista británico, obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1991 por su descubrimiento y clarificación del significado de los costes de transacción y los derechos de propiedad para la estructura institucional y el funcionamiento de la economía. Es considerado el iniciador del campo de estudio del Análisis Económico del Derecho con su publicación en 1960 de lo que se ha dado en llamar el Teorema de Coase.
[8] (2009) Lección 18: Las Externalidades. Aula Fácil.com [Selección de cursos gratis on-line]. Disponible en: http://www.aulafacil.com/Microeconomia/Lecciones/Lecc-18.htm
[9] Murciano, M. (1997). Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales (24ª ed.) Estructura y dinámica de la comunicación internacional (2a. ed.). Buenos Aires: Editorial Heliasta.
[10] (2009) Bienes Públicos. Wikipedia, la enciclopedia libre [Enciclopedia Virtual]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Externalidadhttp://es.wikipedia.org/wiki/Bien_público.
Claro, preciso y concreto..muy buena presentacion!!!
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